¿Cómo detectar el Planeta Nueve si fuera un agujero negro?

Ilustración artística del Planeta Nueve.
Ilustración artística del Planeta Nueve.
EUROPA PRESS
Ilustración artística del Planeta Nueve.

Si el hipotético Planeta Nueve, en la zona exterior del Sistema Solar, es un agujero negro primordial, formado durante los primeros momentos del Big Bang, sería del tamaño de una manzana. Esto haría que fuera demasiado pequeño y oscuro para encontrarlo con los telescopios actuales, pero puede haber alternativas.

Se cree que este Planeta Nueve es una "súper-Tierra" aproximadamente cinco veces la masa de la Tierra, lo que lo haría aproximadamente dos veces más grande que esta. Sin embargo, a pesar de varias búsquedas, aún no se ha encontrado.

Tal vez no haya sido posible encontrar el Planeta Nueve porque no existe. La evidencia de su existencia no es muy fuerte: se deriva de un análisis estadístico de las órbitas de pequeños cuerpos en el Sistema Solar exterior. La idea es que la atracción gravitacional de este cuerpo celeste hace que la orientación de sus órbitas se agrupe, pero, como otros han señalado, este fenómeno podría deberse a otros efectos.

Si el Planeta Nueve existe, es un poco extraño que no haya sido encontrado. Varios estudios del cielo son lo suficientemente sensibles como para ver un planeta de su tamaño. Es posible que esté más distante de lo esperado o que tenga una radiación más baja, pero las observaciones están comenzando a descartar algunas de estas teorías. Hay, sin embargo, una idea mucho más radical. ¿Qué pasa si el Planeta Nueve no se ha observado porque no es un planeta? ¿Qué pasa si es un agujero negro primordial?

Otras formas de encontrarlo

En ese último supuesto, y aunque tenga un tamaño diminuto, dado que aún tiraría de objetos gravitacionales cercanos, podría haber otras formas de encontrarlo.

Una forma sería enviar una flota de pequeñas sondas espaciales hacia su dirección general prevista. En un nuevo estudio, Edward Witten -físico y matemático en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton- argumenta que las naves espaciales de unos 100 gramos de masa podrían transmitir una señal programada regularmente. Si alguno de ellos entra en el rango del agujero negro, las señales se dilatarían por su gravedad.

La desventaja de este enfoque es que la nave espacial necesitaría cronometrar sus señales con precisión de reloj atómico y actualmente no los hay suficientemente pequeños como para caber en una sonda de 100 gramos. 

Un equipo diferente ha propuesto una alternativa, donde las sondas envían una señal simple y los radiotelescopios de alta resolución miden el cambio de sus trayectorias. No obstante, un tercer grupo de trabajo argumenta que los efectos como el viento solar abrumarían cualquier efecto gravitacional, informa Universe Today.

Todo esto es una especulación bastante salvaje. Si hay un planeta al acecho en el borde del Sistema Solar, es casi seguro que no es un agujero negro, lo que significa que eventualmente será observado. Sin embargo, a veces en la ciencia se deben descartar las ideas descabelladas antes de poder encontrar la correcta.

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